Por Juan Pablo Ojeda
En la conferencia de esta mañana y en representación de la presidenta Claudia Sheinbaum, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, lanzó un mensaje directo a las autoridades capitalinas y al Congreso de la Ciudad de México: es urgente revisar cómo se manejan y se resguardan los mantos acuíferos de la capital tras las recientes modificaciones a la nueva Ley General de Aguas.
El llamado no es menor. La funcionaria pidió que los ajustes locales se hagan cuanto antes, sobre todo en una ciudad donde los acuíferos han sido presionados por el crecimiento inmobiliario, tal como han documentado diversas investigaciones periodísticas. Desde su perspectiva, es necesario que gobierno y legisladores capitalinos se sienten a revisar la normativa vigente sobre edificaciones y el impacto que estas tienen en la recarga y conservación del agua subterránea.
“Me parece que el tema sobre la Ciudad de México (y los mantos acuíferos) lo deben valorar el gobierno de la ciudad y también en lo referente a la propia legislación (sobre edificaciones) o a su actualización sería al Congreso de la CDMX quienes tienen en conjunto que hacer esta valoración y los estudios correspondientes”, señaló Rodríguez, subrayando que el reto implica acción inmediata y coordinación institucional.
La secretaria también recordó que esta problemática no es nueva. Desde hace años, autoridades locales, especialistas y centros de investigación de la UNAM han advertido que la sobreexplotación, el hundimiento del suelo y el avance desordenado de desarrollos urbanos están deteriorando los cuerpos de agua subterráneos que abastecen a millones de habitantes. Por ello, aseguró que el Gobierno federal no quitará el dedo del renglón.
El mensaje de Rodríguez llega en un momento clave, justo cuando la nueva Ley General de Aguas busca poner el derecho humano al agua en el centro de la política pública. Para la CDMX, una de las ciudades más pobladas del continente y con crisis hídricas recurrentes, esta revisión podría marcar el rumbo de cómo se equilibra el crecimiento urbano con la sostenibilidad del recurso más vital.















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