Por Juan Pablo Ojeda
En la OEA se vivió uno de esos momentos donde la diplomacia mexicana se planta firme, con argumentos jurídicos, políticos y, sobre todo, humanos. México reiteró su compromiso con el asilo político, una figura que ha sido parte de su identidad internacional por décadas y que, en palabras sencillas, significa darle protección a una persona cuando su vida o libertad están en riesgo por motivos políticos.
Durante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, la embajadora mexicana Luz Elena Baños dejó claro que el organismo no era el foro adecuado para discutir cambios a la Convención de Caracas de 1954, que es la que regula el asilo diplomático en la región. Y lo explicó con una lógica simple: no puedes modificar o reinterpretar un tratado internacional en un espacio donde ni siquiera están presentes todos los países que lo firmaron. Es como querer cambiar las reglas de un contrato sin que todos los involucrados estén en la mesa.
Por eso México cuestionó la pertinencia de la sesión. La embajadora sostuvo que el Consejo Permanente es un espacio político, sí, pero no tiene la facultad legal de revisar o ajustar tratados internacionales. Menos aún cuando la discusión surge de un desacuerdo entre dos Estados y se pretende que los órganos técnicos de la OEA entren al tema sin que exista un mandato claro ni la participación de todos los países firmantes.
▶️ Esta mañana, la embajadora Luz Elena Baños (@banos_elena), representante permanente de México ante la OEA (@MisionMexOEA), reiteró en la Sesión Extraordinaria del Consejo Permanente del organismo, el compromiso inquebrantable de nuestro país con el derecho de asilo político,… pic.twitter.com/y9f7FZblqS
— Relaciones Exteriores (@SRE_mx) December 3, 2025
El mensaje de fondo fue contundente: el derecho de asilo no está para estarse ajustando cada vez que a un gobierno no le parece cómo se aplicó en un caso concreto. Si eso se permitiera, la protección humanitaria que garantiza podría quedar a merced de presiones políticas, justo lo que la Convención trata de evitar.
México defendió que actuó conforme al derecho interamericano al otorgar asilo a la ex primera ministra de Perú, Betssy Chávez, y advirtió que intentar modificar la Convención de Caracas desde un espacio no competente no solo es improcedente, sino riesgoso. Cuando se politiza esta figura, se diluye su esencia: proteger vidas sin condiciones ni presiones.
La embajadora también insistió en que las normas internacionales sobre asilo no son un trámite; son compromisos éticos y jurídicos que los Estados aceptan para proteger a las personas en situaciones límite. No cumplirlas, dijo, podría incluso derivar en violaciones graves a los derechos humanos.
Para cerrar, México pidió respeto al derecho internacional y reiteró que siempre está abierto al diálogo, pero bajo una regla básica: cualquier discusión debe partir del respeto total a los tratados que los países firmaron de manera voluntaria. Sin eso, no hay sistema internacional que funcione.















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