Por Juan Pablo Ojeda
La Ciudad de México amaneció este jueves envuelta en un caos vial que puso a prueba la paciencia de automovilistas y peatones por igual. Desde las primeras horas del día comenzaron las movilizaciones y bloqueos en distintos puntos estratégicos de la capital, provocando que la circulación se volviera un auténtico dolor de cabeza.
Transportistas, colectivos vecinales y organizaciones sociales tomaron las calles para exigir respuestas a demandas que van desde mejores condiciones laborales, hasta la atención de problemas de vivienda y servicios públicos. Las manifestaciones se concentraron en zonas de alta afluencia como el Centro Histórico, la colonia Juárez, el Paseo de la Reforma, Eje Central, Tlalpan, y los alrededores del Monumento a la Revolución, afectando tanto a vehículos particulares como al transporte público.
En Eje Central, decenas de unidades de transporte pesado bloquearon carriles en dirección al sur, generando un cuello de botella que se extendió hasta Avenida Arcos de Belén y la Alameda Central. Mientras tanto, en Reforma, una marcha de trabajadores del sector salud avanzó lentamente hacia Bucareli, donde se instaló un plantón temporal que mantuvo cerradas varias calles aledañas.
El Metrobús reportó desvíos en las líneas 1 y 7, debido a los cierres en Reforma y en Insurgentes, por lo que los usuarios tuvieron que bajarse antes de sus paradas habituales y continuar el trayecto caminando. Por su parte, el Metro también registró una afluencia mayor de lo normal en estaciones como Hidalgo, Pino Suárez y Zócalo, ante la cantidad de personas que optaron por dejar el auto en casa.
Autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana desplegaron elementos de tránsito para dirigir la circulación y recomendaron usar vías alternas como Circuito Interior, Río de la Loza, Fray Servando Teresa de Mier y José María Izazaga. Sin embargo, la saturación fue tal que incluso esas rutas colapsaron por momentos.
Los transportistas aseguran que no levantarán los bloqueos hasta que sean atendidas sus peticiones sobre el incremento en costos operativos y permisos de circulación. En tanto, los manifestantes del sector social exigen ser escuchados por el Gobierno capitalino, denunciando falta de respuesta ante problemáticas locales.
La mañana se transformó en una escena típica de la CDMX: cláxones, calles atiborradas, y un ambiente de resignación entre los automovilistas atrapados. Muchos aprovecharon para transmitir en redes sociales el caos en tiempo real, con videos que mostraban avenidas convertidas en estacionamientos.
Los expertos en movilidad señalan que este tipo de jornadas se volverán más frecuentes mientras las mesas de diálogo entre el gobierno y los sectores inconformes sigan sin resultados concretos. Por ahora, la recomendación es clara: si vas a salir, hazlo con tiempo, consulta las condiciones de tránsito antes de encender el motor y prepárate para un día de tráfico eterno.















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