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Presidenta del SNA denuncia amenazas tras pedir investigar a Adán Augusto

CDMX a 23 de octubre, 2025.- La mañana que Vania Pérez Morales, presidenta del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), puso su firma en una solicitud formal para que se investigara al senador Adán Augusto López Hernández por “incongruencias patrimoniales, fiscales y posibles conflictos de interés”, algo parecía más que arriesgado. Lo que siguió lo confirma: recibió amenazas de muerte y presiones internas que intentaron silenciar su acción.

Pérez Morales detalló en entrevista con Televisión Azteca que “llamadas de todo el país” la felicitaron por su valentía, pero otras le advirtieron que su vida estaba en peligro. “Y eso es una vergüenza”, señaló con voz firme.
El comunicado interno del SNA, firmado por diversos consejeros de los Comités de Participación Ciudadana (CPC), exigía al Senado de la República, al Servicio de Administración Tributaria (SAT) y a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) iniciar verificación sobre el patrimonio y las declaraciones fiscales de López Hernández.

Los señalamientos no son menores: según la investigación periodística, el exgobernador de Tabasco reportó en 2019 un patrimonio con bienes inmuebles, vehículos, joyas, monedas de inversión; para 2025, su declaración patrimonial sólo reconoce dos terrenos heredados, por un valor mucho menor que sus declaraciones previas. Además, se le atribuyen operaciones irregulares, ingresos millonarios no declarados, empresas fantasma y vinculaciones difíciles de explicar.

La respuesta de López Hernández fue minimizar lo sucedido: calificó la solicitud del SNA como “una campañita”, señaló que está en su “derecho de que lo denuncien hasta 200 veces” y declaró que ha presentado sus documentos patrimoniales al Senado.

Mientras tanto, ese mismo día, Pérez Morales denunció que una consejera del CPC, Patricia Talavera, pidió que el comunicado fuera retirado de las redes del SNA por presiones “del Senado”, lo que evidencia tensiones dentro del organismo en torno a esta acción de rendición de cuentas.

Este episodio lo dice claro: en México, la exigencia de transparencia puede convertirse en acto de alto riesgo. Cuando una funcionaria pública dedicada a la lucha contra la corrupción se ve en la necesidad de alzar la voz y recibe amenazas, la debilidad del sistema institucional para proteger a quienes investigan queda al descubierto.
Por otro lado, la situación deja en evidencia la fragilidad de la rendición de cuentas cuando quienes deben investigarse son pesos pesados del poder político.

¿Qué se juega aquí?

  • La credibilidad del Sistema Nacional Anticorrupción y su capacidad para investigar sin tapujos.
  • La confianza ciudadana en que sus gobernantes están sujetos al escrutinio, sin importar su rango.
  • La integridad de figuras públicas que manejan recursos, poder e influencia política.
  • Y, finalmente, la protección de quien investiga: si se permite que las amenazas ganen terreno, el mensaje para todos los que denuncian es claro: “Cuidado”.

El cambio que Pérez Morales demanda no es solo investigar a un senador o revisar un patrimonio: se trata de que rendir cuentas deje de ser extraordinario y se convierta en rutina. Pero ese futuro está lejos si quienes hacen la vigilancia tienen que temer por su vida.
Mientras tanto, López Hernández sigue en su cargo, y el SNA espera que el Senado y las autoridades fiscales actúen. Pero el reloj de la transparencia ha sido golpeado y la señal es fuerte: exigir cuentas en México no es fácil, y ya nadie puede decir que es seguro.

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