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Pan de muerto: tradición, historia y sabor que une a México

Por Juan Pablo Ojeda

 

El pan de muerto no es solo un alimento, sino un símbolo de la identidad mexicana que cada año vuelve a tomar protagonismo durante el Día de Muertos. Colocado en las ofrendas y compartido en los hogares, este pan representa amor, recuerdo y la conexión con los seres queridos que ya partieron.

Su historia se remonta a épocas anteriores a la Conquista, cuando los pueblos originarios de Mesoamérica elaboraban panes ceremoniales de amaranto y miel de maguey, conocidos como xonicuille o yotlaxcalli. Estos panes se ofrecían a los dioses durante rituales dedicados a Cihuapipiltin, la deidad asociada con las mujeres muertas en parto, y a Huitzilopochtli, dios de la guerra y el sol. Las figuras de estos panes solían representar mariposas o rayos, símbolos del tránsito de las almas y la renovación de la vida.

Con la llegada de los españoles y la evangelización, estas prácticas se transformaron. Los rituales originales, que incluso incluían sacrificios humanos, dieron paso a panes simbólicos hechos de trigo y cubiertos con azúcar, representando la sangre de los antiguos sacrificios. Así surgió la versión del pan de muerto que hoy conocemos, con su forma redonda que simboliza el ciclo de la vida y la muerte, las tiras en cruz que representan los huesos y la pequeña esfera central que recuerda al cráneo. El aroma a azahar evoca la pureza y el recuerdo de los seres amados.

A lo largo del país, el pan de muerto ha evolucionado según las tradiciones regionales: en Oaxaca se hacen figuras humanas; en Puebla se espolvorea con ajonjolí; en Michoacán se decoran con animales o flores; y hoy existen versiones rellenas de chocolate, nata, frutas o crema, mostrando la creatividad gastronómica de México.

Más allá de su sabor, el pan de muerto es un símbolo de continuidad, fraternidad y reencuentro espiritual. En México, la muerte no se teme: se honra, se celebra y se comparte alrededor de la mesa, recordando que la vida y la memoria de quienes nos precedieron siguen presentes en cada bocado.

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