Por Juan Pablo Ojeda
La tensión en la frontera sur volvió a escalar luego de que Ricardo Trevilla Trejo, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, confirmara el inicio de un nuevo plan de operaciones especiales entre el Ejército Mexicano y el Ejército de Guatemala. El objetivo: reforzar la seguridad en la franja limítrofe tras el ataque que sufrió un soldado guatemalteco a manos de presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa y del Cártel de Chiapas y Guatemala (CCYG).
El funcionario detalló que este esquema de colaboración bilateral comenzará hoy y permanecerá activo hasta el jueves 11 de diciembre, o el tiempo que sea necesario según las condiciones en la zona. Como parte del despliegue, se instruyó a la región militar aérea del sureste ―con base en Tuxtla Gutiérrez― a realizar vuelos de reconocimiento y vigilancia en el espacio nacional.
Trevilla Trejo explicó que el plan contempla “operaciones coincidentes” a lo largo de la frontera, lo que significa que ambos ejércitos realizarán acciones simultáneas en sus respectivos territorios para impedir el avance de grupos criminales que operan entre Chiapas, Huehuetenango y San Marcos. Reconoció también que esa región ha sido dominada por células delictivas que se mueven libremente entre ambos países.
La coordinación arrancó desde el primer momento del ataque. El general secretario recordó que, tras la agresión contra el militar guatemalteco, se activó de inmediato un intercambio de información y se desplegó personal en el lado mexicano. El hecho evidenció nuevamente el nivel de presencia y capacidad de los cárteles en la zona.
Por su parte, el Ministerio de la Defensa Nacional de Guatemala confirmó que los agresores irrumpieron en Huehuetenango y San Marcos, abriendo fuego contra sus tropas. Un oficial resultó herido, aunque su estado de salud fue reportado como estable. En el área se hallaron mantas con siglas del Cártel de Sinaloa, así como explosivos, armas largas y drones utilizados para monitorear los movimientos del Ejército.
Las autoridades guatemaltecas reforzaron de inmediato su presencia militar en toda la franja fronteriza, incrementando patrullajes y asegurando zonas boscosas donde se presume operan grupos delictivos binacionales. Los objetos decomisados quedaron bajo resguardo del Ministerio Público para seguimiento de las investigaciones.
Ambos gobiernos reiteraron que se mantendrá una coordinación directa para intercambiar información operativa y evitar nuevas incursiones. La prioridad es cerrar el paso a organizaciones criminales que buscan controlar rutas estratégicas entre Chiapas y Huehuetenango, una zona históricamente utilizada para tráfico de drogas, armas y migrantes.















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