Por Juan Pablo Ojeda
En un momento inesperado para la diplomacia deportiva, la FIFA otorgó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el Premio Internacional de la Paz, un reconocimiento con el que el organismo busca destacar a líderes que, desde su posición, contribuyen —según la propia institución— a generar acuerdos y estabilidad global a través del deporte.
Fue Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien entregó personalmente la distinción a Trump durante un encuentro previo a las actividades del Mundial 2026. El dirigente del máximo organismo del futbol aseguró que este reconocimiento responde a la “contribución del mandatario estadounidense a la colaboración trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá” rumbo a la Copa del Mundo que los tres países organizarán en conjunto.
La ceremonia, sobria pero cargada de simbolismo político, generó distintas reacciones entre delegaciones internacionales y analistas, quienes ven en el gesto un intento de la FIFA por mantener una relación fluida con las naciones anfitrionas en un momento de tensiones comerciales y posicionamientos firmes rumbo al arranque del torneo.
Aunque el premio no forma parte de los reconocimientos deportivos tradicionales, la FIFA ha buscado en los últimos años proyectarse como un actor global en temas de cooperación y diplomacia, algo que Infantino volvió a subrayar al entregar la presea.
Con esto, el camino hacia el Mundial 2026 avanza no solo en lo deportivo, sino también en el terreno político, donde cada gesto, reunión o reconocimiento termina influyendo en la narrativa del evento que marcará a todo el continente.















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