Por Juan Pablo Ojeda
La detención de Edgar “N”, alias El Limones, puso de cabeza a una de las redes criminales más activas en la región del Triángulo Dorado. Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, confirmó que el operativo federal en Durango logró capturar al supuesto jefe de plaza en la Laguna de Durango y Coahuila, un hombre señalado por extorsionar a comerciantes y ganaderos y mover el dinero sucio de Los Cabrera, célula ligada al Cártel de Sinaloa.
Según datos del gobierno federal, El Limones no era un operador cualquiera: estaba en el segundo nivel del organigrama delincuencial, justo debajo de José Luis Cabrera Sarabia, alias El 03 o El 300, quien controla buena parte de las rutas de droga y dinero que atraviesan Sinaloa, Chihuahua y Durango. Además, la Unidad de Inteligencia Financiera le seguía la pista por movimientos millonarios relacionados con lavado de dinero, fraude y compras de lujo que no cuadraban con ninguna actividad legal.
En su captura se aseguraron armas largas, una corta, una granada, equipo táctico, cargadores, cartuchos y dispositivos de comunicación. El operativo corrió a cargo de un bloque federal compacto: Marina, Defensa, Guardia Nacional, el CNI, la Agencia de Investigación Criminal y la FGR, todo bajo orden de un juez y alineado a la Estrategia Nacional contra la Extorsión.
La caída del líder criminal ocurre en un contexto tenso. Desde la muerte y captura de figuras clave de Los Cabrera, la región vive una disputa abierta con La Línea, brazo del Nuevo Cártel de Juárez. Ojinaga, Aldama y otros municipios fronterizos se han convertido en zonas de choque, donde los grupos se pelean pasos estratégicos, laboratorios y caminos clandestinos que conectan con Texas.
El Triángulo Dorado, por su geografía montañosa y su historia ligada al cultivo de marihuana y amapola desde los años setenta, sigue siendo terreno codiciado. Ahí, los cárteles han perfeccionado sistemas de riego y rutas ocultas que complican años enteros de operativos federales. Y aunque el mapa criminal ha cambiado con el tiempo, las pugnas entre el Cártel de Sinaloa y el Nuevo Cártel de Juárez se mantienen igual de intensas.
Con la detención de El Limones, el gobierno presume un golpe directo a las finanzas criminales. Pero en una región donde cada vacío se llena rápido, el reto ahora es evitar que la captura desate una nueva ola de violencia en la frontera norte.
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