Por Juan Pablo Ojeda
El programa México te Abraza, creado para recibir a migrantes mexicanos deportados bajo la política migratoria endurecida del presidente Donald Trump, está viviendo un proceso acelerado de reducción. Lo que inició como una red de albergues masivos en la frontera ahora enfrenta cierres, desmontes y espacios prácticamente en abandono, especialmente en Ciudad Juárez, donde se instaló uno de los centros más grandes.
El albergue ubicado en la zona conocida como El Punto abrió con una capacidad para 2 mil 500 personas, pensado como un refugio temporal con servicios básicos, atención médica e incluso apoyo económico. Pero nunca llegó a llenarse. Según explica Mayra Chávez Jiménez, delegada de Programas del Bienestar en Chihuahua, la mayoría de los migrantes deportados optan por reunirse directamente con familiares y no permanecer en los centros. Esa tendencia se repitió en otras fronteras del país.
Hoy, en Juárez, el centro se está reduciendo: carpas desmontadas, mobiliario retirado y áreas desocupadas. Un síntoma del repliegue del programa. Casos similares ya se vieron en Mexicali, donde el albergue se desmanteló desde agosto; en Nogales, Sonora, donde ya opera a mínima capacidad; y en San Juan de Sabinas, Coahuila, que está en vías de cerrar. El albergue de Allende simplemente nunca se usó porque no hubo repatriaciones masivas en esa zona.
En Tamaulipas, el centro del Parque Cultural Reynosa abrió con apenas 30 migrantes repatriados en febrero, pero lleva cuatro meses vacío, aunque permanece bajo vigilancia de la Guardia Nacional. Es una escena que se repite: espacios preparados para miles, pero que terminaron recibiendo a grupos mucho más pequeños de lo previsto.
El programa arrancó con una lógica clara: ofrecer un “aterrizaje suave” a los connacionales que llegaban repatriados, con alimentos calientes, kits de higiene, trámites de CURP, actas de nacimiento, cartas de repatriación, afiliación al IMSS, apoyos económicos, asesoría legal y psicológica, además de vinculación laboral. Un paquete integral que buscaba que los migrantes no regresaran al país en condiciones de vulnerabilidad absoluta.
Las cifras muestran un esfuerzo amplio, pero también explican por qué los albergues quedaron sobredimensionados. Según la Secretaría de Gobernación, hasta agosto Estados Unidos repatrió a 75 mil 900 mexicanos. De ellos, más de 36 mil acudieron a los centros fronterizos y 28 mil se alojaron en los albergues. Sin embargo, la política migratoria varió, las repatriaciones masivas esperadas no llegaron y muchos migrantes prefirieron no quedarse en los refugios.
Aun así, el programa sí entregó beneficios: más de 41 mil personas recibieron la Tarjeta Bienestar Paisano, 50 mil fueron afiliados al IMSS, se procesaron más de 9 mil CURP y actas de nacimiento, se otorgaron 7 mil 687 tarjetas de remesas y casi 2 mil personas fueron vinculadas a empleos formales.
El contraste entre los números de atención social y los albergues vacíos pinta una realidad compleja: el programa funcionó para trámites y apoyos, pero el modelo de los mega refugios simplemente no respondió a las dinámicas reales de los migrantes repatriados. Hoy, con menos deportaciones concentradas y más movilidad familiar, los centros masivos se vuelven innecesarios.
El recorte de albergues confirma que México te Abraza entra en una nueva fase, una en la que se repliega la infraestructura pero se mantiene la atención individual. Y mientras el Gobierno ajusta la estrategia, en la frontera quedan estructuras vacías que recuerdan lo difícil que es prever —y contener— los cambios en la política migratoria entre México y Estados Unidos.















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