Por Juan Pablo Ojeda
Este miércoles, la Ciudad de México enfrenta una jornada complicada para moverse. Desde muy temprano, el tráfico se hizo presente en las principales arterias de la capital, mientras diversas marchas y concentraciones sociales comenzaron a marcar el ritmo de la ciudad, generando retrasos, cierres parciales y un ambiente de alta presión para automovilistas, peatones y usuarios del transporte público.
Avenidas estratégicas como Paseo de la Reforma, Insurgentes, Eje Central Lázaro Cárdenas, Circuito Interior y el Viaducto Miguel Alemán presentan saturación constante. En varios tramos, el avance es lento y por momentos prácticamente detenido. La situación se agrava con los desvíos implementados por la autoridad para permitir el paso de contingentes, lo que redistribuye el flujo vehicular hacia calles secundarias que rápidamente colapsan.
El Centro Histórico vuelve a ser uno de los puntos más sensibles de la jornada. La presencia de manifestantes en las inmediaciones de edificios públicos obliga a cierres intermitentes, afectando tanto a vehículos particulares como a rutas del transporte público. Comerciantes, trabajadores y turistas se ven obligados a modificar trayectos, caminar tramos más largos o esperar a que se liberen las vialidades.
En el sur de la ciudad, Calzada de Tlalpan registra carga vehicular desde primeras horas, especialmente en los accesos hacia el norte. La conexión con Viaducto y Eje 8 Sur se convierte en un cuello de botella, donde el tránsito avanza a vuelta de rueda. Al mismo tiempo, en el oriente, calzada Ignacio Zaragoza y sus incorporaciones muestran largas filas de autos, reflejo del impacto que tienen las movilizaciones en el resto de la red vial.
El transporte público opera bajo presión. Autobuses, trolebuses y microbuses realizan desvíos temporales, mientras que estaciones del Metro cercanas a zonas de marcha presentan alta afluencia, con andenes llenos y tiempos de espera más largos de lo habitual. Aunque el servicio no se suspende, la saturación se vuelve evidente durante las horas pico.
Para quienes se desplazan en bicicleta o a pie, la jornada tampoco resulta sencilla. Banquetas llenas, cruces cerrados y patrullas canalizando el tránsito obligan a extremar precauciones y a improvisar rutas. La movilidad cotidiana se convierte, una vez más, en un ejercicio de paciencia.
Las autoridades capitalinas recomiendan anticipar salidas, evitar zonas con concentraciones, utilizar aplicaciones de navegación y considerar horarios escalonados. A lo largo del día, no se descarta que nuevas marchas o concentraciones se sumen, por lo que las afectaciones podrían extenderse hasta la tarde y noche.
El escenario de este miércoles deja claro que, en la CDMX, el tráfico y las marchas no solo afectan los tiempos de traslado, sino también la dinámica diaria de millones de personas que buscan llegar a tiempo a su destino en una ciudad que nunca se detiene.















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