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Entre aplausos propios y críticas en redes, Cuauhtémoc Blanco vuelve al centro del debate

Por Bruno Cortés

 

El cierre del primer periodo ordinario del segundo año de la LXVI Legislatura en la Cámara de Diputados dejó algo más que balances legislativos. En redes sociales, el diputado de Morena, Cuauhtémoc Blanco, volvió a colocarse en el ojo del huracán tras compartir un mensaje en el que celebró los resultados del periodo, mientras miles de usuarios le reclamaban su escasa actividad legislativa y recordaban los escándalos que lo han rodeado en los últimos meses.

Desde su cuenta de X, el exgobernador de Morelos aseguró que la bancada de Morena logró la aprobación de 30 proposiciones con punto de acuerdo en temas como salud, movilidad, medio ambiente, cultura, igualdad de género, juventud, pueblos originarios, migración y bienestar. Para Blanco, el periodo cerró con “debates intensos y resultados favorables para las y los mexicanos”, y dijo sentirse orgulloso del trabajo realizado. Incluso destacó la aprobación del acuerdo para integrar la Comisión Permanente durante el receso legislativo, señalando que el Congreso “sigue cumpliendo” para que los avances se reflejen en beneficios para la ciudadanía.

Sin embargo, el mensaje no cayó bien entre una parte importante de los internautas. Usuarios de la propia red social añadieron “contexto” a la publicación y subrayaron un dato que rápidamente se volvió viral: que Cuauhtémoc Blanco concluiría ese tramo de la Legislatura sin iniciativas propias registradas y con una sola participación en tribuna, utilizada para defenderse de un proceso de desafuero. A partir de ahí, la sección de comentarios se llenó de cuestionamientos irónicos y reclamos directos sobre su desempeño como legislador, desde preguntas sobre sus propuestas hasta críticas abiertas por ocupar un cargo de representación popular.

Las críticas no surgieron en el vacío. Semanas antes, durante una sesión de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la que se discutía la Ley General de Aguas, el diputado se conectó de manera virtual únicamente para solicitar que se registrara su asistencia. La escena llamó la atención porque, de fondo, se escuchaba claramente el sonido de un juego de pádel. Blanco activó cámara y micrófono solo unos segundos, sin participar en la discusión, lo que generó comentarios tanto dentro como fuera de San Lázaro sobre la seriedad con la que asumía su función legislativa.

A este episodio se sumó un señalamiento más grave dentro del propio recinto legislativo. El 26 de noviembre, la diputada del Partido del Trabajo, Martha Aracely Cruz Jiménez, denunció públicamente a Cuauhtémoc Blanco por un acto que calificó como violencia simbólica y sexual. De acuerdo con su relato, el exgobernador realizó un gesto de beso simulado que, dijo, buscó ridiculizarla, cuestionar su legitimidad política y enviar un mensaje de intimidación. La legisladora sostuvo que este tipo de conductas no pueden minimizarse, ya que reproducen desigualdades y prácticas de acoso en el entorno parlamentario. El señalamiento ocurrió un día después de que ella misma solicitara a Blanco retirarse del recinto por acusaciones previas de violencia sexual que pesan en su contra y que él ha rechazado.

El caso refleja una tensión cada vez más visible entre la narrativa institucional de resultados legislativos y la percepción ciudadana sobre el desempeño individual de algunos representantes. En un contexto donde la rendición de cuentas y la productividad parlamentaria son temas centrales, el mensaje de cierre de periodo de Cuauhtémoc Blanco terminó abriendo, una vez más, el debate sobre qué significa realmente “cumplir” desde una curul.

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