Por Juan Pablo Ojeda
La discusión por el presupuesto 2026 en la Ciudad de México volvió a encender ánimos, ahora con un choque directo entre el alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, y diputados de Morena en el Congreso capitalino. Todo comenzó cuando la bancada oficialista rechazó la solicitud del edil para reponer una mesa de trabajo donde, según él, buscaba exponer propuestas sobre el presupuesto. Sin embargo, Morena argumentó que la petición llegaba tarde, fuera del procedimiento y dirigida a un órgano sin facultades, además de que la figura de “mesa de trabajo” que pedía simplemente no existe en la Ley Orgánica ni en el reglamento interno.
Desde sus redes sociales, Tabe respondió con dureza. Aseguró que los diputados “no querían escuchar propuestas, querían puro circo” y que los argumentos presentados por la presidenta de la Comisión de Presupuesto, Valentina Batres, eran solo una excusa para evitar el diálogo. Para el alcalde, la negativa se trató de “una trampa” que buscaba obstaculizar su participación en el análisis presupuestal.
La sesión en el pleno no estuvo exenta de jaloneos políticos. La diputada panista América Rangel acusó a Morena de cerrar la puerta a las demandas de los habitantes de Miguel Hidalgo y exigió que el Congreso escuchara al alcalde. Desde el otro lado, el morenista Víctor Romo aseguró que Tabe no asistió a la comparecencia por “capricho o cobardía”, y adelantó que el edil evitó el encuentro porque sabía que se le cuestionaría sobre temas polémicos, desde obras irregulares hasta su presunto vínculo con la llamada marcha de la Generación Z.
En medio de la confrontación, Tabe envió un mensaje directo a los vecinos de la demarcación: aseguró que la disputa política no afectará su trabajo y que seguirá enfocado en atender los problemas de Miguel Hidalgo, que presume como una de las alcaldías mejor evaluadas de la ciudad.
Lo cierto es que el presupuesto de 2026 se convirtió en un nuevo campo de batalla entre la oposición y el oficialismo en la capital. Y aunque las formas y los procedimientos estén en el centro del debate, el fondo es claro: la disputa por recursos y narrativas sigue marcando la agenda hacia el próximo año.
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